7 de septiembre de 2010
El admirador de Alberto Gómez
Santiago de Cali, 05 de septiembre de 2.010
Cuando María Teresa Duque me dio la triste noticia del fallecimiento de nuestro amigo Edgar Flórez me vino el recuerdo de haberlo visto dos días antes, en compañía de la misma Maria Teresa, haciendo tramites interminables en la empresa de salud, ¿salud?. Luego de que me contara de sus quebrantos, le dije que lo que hacía falta era una sobredosis de Alberto Gómez, y en eso quedamos. Acordamos la cita para la semana siguiente, después que su familia le celebrara su cumpleaños.
Evoque las tardes que pasamos en el salón “Alberto Gómez”, de su casa, en compañía de los comunes amigos, escuchando su bien organizada colección de música, donde sobresale la obra de su ídolo Alberto Gómez.
Daba gusto oírlo hablar con solvencia de intérpretes, orquestas y compositores de tango.
Ya no es posible que Edgar cumpla la cita acordada, pero nos queda el recuerdo de un hombre amable, buen anfitrión, paciente, pero ante todo solidario.
Gracias Doña Dalila, en nombre de los amigos, por habernos permitido disfrutar de ese hombre maravilloso que fue su esposo.
Autor Luis Fernando Gil Román