17 de septiembre de 2014
La Universidad del Medio Ambiente para mi pueblo
Siendo Alcalde
del pueblo que fundara mi abuelo junto con otros colonos, recorrí no solo toda
su área urbana, sino su geografía rural. Corregimiento a corregimiento, de
vereda en vereda. Conocí pues la idiosincrasia
de sus pobladores y en alto grado la de los campesinos por aquella época.
De día
supe del sol que nos calentaba, de la lluvia que nos refrescaba y como regalo divino, del baño que
me hacía creer que aún era un mozuelo que iba a la escuela y en las noches
junto a algunos escucharles sus leyendas
y mitos. Veía correr el agua desde sus
nacimientos y levantarse como una
oración al infinito las copas de los árboles nativos de mi tierra sevillana. No
faltaba en mis recorridos a las veredas, por sus bellas avenidas rusticas el trino de pequeñas avecillas y un descanso para coger y comer
una guayaba o un manojo de rojas moras
silvestres. Fue así como enamore de la villa. Arriba, muy arriba los Yarumo y
mas alto aún el paramo y con este el musgo cunita de millones de gotas limpias
de agua “paquee” mi pueblo no tenga sed.
Nació un día
cualquiera de aquellos, de esa obligada pero agradable tarea, la idea de la UMA
(Universidad del Medio Ambiente). El año
si me llega a la memoria 1.975. Había visto vivamente la biodiversidad, silvestre,
como lo era aún mi ingenuidad. Más tarde me
atreví a lanzar la propuesta, la envié a algunos amigos de allá y cuya. Al
Gobierno Nacional, Departamental y al Concejo de la municipalidad. Pensaba que:
“la voz de uno siempre tiene un eco en su corazón y que la voz de muchos tiene
un eco en la multitud”, hoy por fin entendí que lo segundo no es así.
Antes me
animaba diciéndome : Si uno dice lo que siente, cree y desea, quizás eso desate
en nosotros sueños, nuevas ilusiones. Con
los años pasan. Quise después de la alcaldía reencontrarme pues con el mundo,
recuperar lo humano y sentir como creer también , que la vida misma tiene
sentido y que valía la pena amar y creer en la naturaleza que había observado
años atrás. Que como dicen los indígenas, el pasado esta adelante y el futuro
atrás.
Como abogado he
entendido que, en materia ambiental hay dos justicias: la ambiental para las
personas (derecho al medio ambiente sano) y la ecológica para la naturaleza. Con
el filosofo ecuatoriano Bolívar Echeverría comprendí que la civilización actual
“vive de sofocar a la vida y al mundo de la vida misma”.
Mi propuesta no
era calor de un día. Era estudiar
nuestro ecosistema.
Quizás algún
día se entienda pues el porqué de mi inquietud. Si me he equivocado pido
excusas por el garrafal error que viví. De lo que se trataba era de proteger
con la UMA a la naturaleza y de ella aprender. Junto con esta construir
diversas formas filosóficas de la vida y de la Pacha Mama (pacha=tiempo y
espacio y mama= fecundidad- autoridad).
Había nacido
pues en mi interior el interrogante: ¿Solo el hombre es sujeto y natura solo
objeto, como así la mira el mismo código civil colombiano?, es eso justicia?, de
que servirá entonces el derecho ambiental?. Al uno tratado como sujeto y a la otra como cosa,
objeto solo de apropiación y enriquecimiento.
Los
Amerindios veían y aún la ven como
sujeto, que vive y genera vida, como tiempo- espacio, autoridad y fecundidad. Pudiéndose decir que la tierra es
espíritu, alma, corazón y quizás conciencia.
Oh la diosa justicia con sus ojos cerrados respecto a la Gaia o Gea.
¿Quién de ella
y en ella nos explicaran los cielos, la atmosfera, su geología y cosmovicidad?.
Willian Gilbert
decía que “la tierra era un organismo con un instinto de supervivencia".
Johannes Kepler sostenía de esta que “estaba viva”.
El escocés
James Hutton propuso la geofisiología,
pues para él esta era un superorganismo. El inglés Eduar Suès-S.XIX. Acuño el
término de biosfera.
No se cuanto conocen otros y en esto acepto total
ignorancia sobre: estudios antropológicos, etnobotánicas, etnoecologicos, nanologia, el sistema homeostático (interacción entre la biótica y la biosfera). Según Stephen Hawkins, en la leyes de la
ciencia no hay distinción entre el pasado y el futuro) y es necesario
distinguir entre lo termodinámico, lo psicológico y lo cosmológico. Se hace
necesario.
Que tanto
conocemos desde los claustros sobre las teorías evolucionistas (Creacionistas,
Lamarck ismo, Darwinismo, etc.).
Que sobre los
ciclos: biogeoquímicos (nitrógeno, carbono, fósforo, oxigeno y otros que se
reciclan y a su vez se recambian). Pasando desde el cielo, el sol y el calor
que libera la misma tierra.
Dice la cultura
Tojolabal- Méjico- Chiapas- que entre el hombre y la naturaleza no hay fractura
pues: no hay nada que no tenga corazón.
Así que la
naturaleza es biótica y abiótica y ambas como usted y yo vivimos en el planeta
tierra.
Y eso era lo
que en últimas me llevaba a proponer la creación de la Universidad de Medio Ambiente. No se pudo, con
Saramago digamos para despedirnos: “Las esperanzas tienen ese destino que
cumplir, nacen unas detrás de otras”.
Aldemar Gómez Ocampo
Septiembre 16 de 2014