27 de mayo de 2009
Luces para el Camino No. 4
¿Existirá alguna relación entre “El Crecimiento Económico” y “Crecimiento de Catástrofes”?
Lo que hoy día está pasando a lo largo y ancho del planeta con relación a los cambios que está sufriendo el clima, fenómeno al cual no es ajena nuestra querida Sevilla ¡Tierra de Maravilla, Una Ciudad para Querer¡ Con las últimas dos descargas violentas de lluvias con fuertes vientos y grandes pedazos de hielo (granizo) en menos de quince días, los estragos que ha causado a la población en la parte rural y urbana desde lo físico (infraestructura) y desde lo emocional, aún están sin dimensionar. Con este hecho se confirma que no estamos ni preparados ni organizados para enfrentar lo que el clima se está trayendo entre manos.
¿Como ha pensado enfrentar o como está enfrentando la administración municipal un invierno de casi dos años? Un invierno que no ha permitido que florezcan los cafetales y con ellos las ilusiones y las esperanzas, siendo la producción de café uno de los renglones económicos de mayor importancia para el pueblo. Se ha puesto al descubierto lo que le ocurre en una sociedad que viola sus principios fundamentales de sustentabilidad. Una sociedad que se piensa y se construye de manera fragmentada, excluyente, que olvida el interés colectivo.
En una sociedad como esta, se corre con el riesgo de que a su mayoría se la lleve la creciente del río o la borrasca, mientras que la otra parte (mínima por supuesto), enriquecida con el sufrimiento y miseria de los demás, solo le quede buscar saldar sus culpas a través de actividades que entran a menguar únicamente los efectos de los problemas. Problemas, que esa mínima parte de la sociedad, tiene mucho de responsabilidad.
La sociedad de la “Competitividad y la Productividad ” en su afán de poder, ha generado en la última década (a parte de gruesas ganancias), el doble de catástrofes por inundación que las ocurridas en las tres décadas anteriores. Si entre los pronósticos de los científicos sobre “Cambio Climático”, se está planteando que en las zonas húmedas del planeta se incrementaran las lluvias en promedio del 7%, a causa del incremento en un (1) grado Celsius en la temperatura del aire y mayores sequías en zonas de bajas precipitaciones, considero que en Sevilla, ya sobrepasamos los cálculos estimados por los expertos.
Una población construida por una “raza tenaz” en unos suelos francos, deleznables, con diferentes pendientes y múltiples nacimientos de agua, hoy día tapados por calles y patios pavimentados, un patrón del “desarrollo”, que en palabras del “Negro Gallego” en muchas de las presentaciones por fuera del terruño, al presentarse el grupo “Bandola”, nos referenciaba con orgullo como “El Pueblo de Calles Pavimentadas”. Un aspecto en particular que sin quererlo deslegitimar, quiero vincularlo de manera directa en lo que ha sido el factor de las inundaciones y sobre el que quiero llamar la atención del “cómo” se ha hecho.
Como Sevillan@s que somos tenemos que construir una propuesta real para dar solución a los problemas causados por la ola invernal, que a mi modo de ver, apenas empieza. El tipo de soluciones o ayudas que desde el gobierno llámese Alcaldía, Gobernación o Presidencia de la República , vienen dando (mercados, frazadas, colchonetas y tejas de zinc) a este tipo de desastres, no están dando las soluciones definitivas a estos problemas. Sevilla como cualquier otro municipio de Colombia, requiere de soluciones serias, responsables y dignas. Soluciones que actúen sobre las causas reales del problema y no nos conformemos con paliativos que solo cubre momentáneamente los efectos y le dan fuerza a la politiquería.
Cuando se construye una población, donde no se dejan suficientes espacios verdes en las calles y al interior de las casas para que permitan la infiltración de las aguas lluvias, que al pavimentar sus calles no se construyan los canales superficiales de escorrentía que conduzcan las aguas por a lugares adecuados (que no generen riesgos) y más donde se entamboran los cauces de las quebradas (Q. San José) que drenaban los excedentes de aguas lluvias y se le entrega la responsabilidad absoluta a un sistema de alcantarillado obsoleto y limitado, suele suceder lo que está pasando.
Antes pensaba que el riesgo de inundación solo estaba presente en poblaciones de zonas planas, pero ahora una sabe que también se presenta en poblaciones mal pensadas, mal construidas y mal soñadas. Donde al primar el deseo de negocio, de resolver rápidamente y sin mayor inversión ni planificación soluciones de vivienda, llevan a que las familias Sevillanas sufran lo que están sufriendo.
Espero que el POT esté contemplando las soluciones estructurales que puedan resolver o disminuir los riesgo causado por las inundaciones y las consecuencias que éstas puedan generar a futuro, porque en caso de no ser así, lo que se podría estar generando y que podría tener mayores impactos sobre la población, son las remociones en masa (derrumbes). Pues para un problema estructural requiere de una solución estructural.
La remoción en masa es un fenómeno que está amenazando al pueblo, no solo desde su incapacidad de drenaje al interior de éste por tener sus calles pavimentadas sin recolectores de aguas lluvias acordes a las necesidades. Quiero mencionar el que está presente en las zonas altas del pueblo y del que nadie habla o del que nadie se atreve a hablar. Como referencia histórica, en el municipio de Río Frío (Valle), se presento hace varios años una remoción en masa que arrasó con gran parte de una de sus zonas pobladas, a causa del mismo fenómeno que tenemos en Sevilla. Para este desastre se combinaron cuatro factores: el primero, una época invernal fuerte (ya la tenemos); el segundo, la impermeabilidad que se forma en el suelo donde se establecen los cultivos de pinos y eucaliptos (10.000 has. que ya las tenemos); el tercero, una zona permeable de suelos franco deleznables en la parte superior de dichos cultivos (zonas amortiguadoras de páramo y páramo que ya las tenemos) y un cuarto, las altas pendientes del terreno (que ya las tenemos).
En términos baquianos, el agua penetra por la zona superior y forma una especie de batea entre el bloque de suelo compactado y la parte del subsuelo rocoso, que por su peso (el bloque de suelo compactado) y las condiciones antes mencionadas, genera este tipo de suceso. Bajo este riesgo se encuentran muchas de las familias de la zona rural que habitan las diferentes cuencas de los ríos que bañan nuestro municipio.
Me encantaría algún día tomarme un café caliente sentada en una banca del parque lineal de la quebrada San José y ver como crece el pueblo con sus casas en bareque o bahareque, casas flexibles, bellas y cálidas, construcciones propias de cualquier población que ocupe un espacio en la zona intertropical, donde el monopolio de los cementeros, personajes rígidos y compactos, que se inventaron el cuento del lobo y los tres cerditos para manipularnos los miedos y temores, no interfieran más en nuestro modo cultural arquitectónico de habitar.
Se hace necesaria y urgente la reubicación de las viviendas de las familias de la zona urbana y rural que estén en zonas de riesgo, para evitar que sigan siendo vulnerables a las inclemencias del clima, y evitar así, hechos nuevos que lamentar.
Si le devolviéramos a los causes sus coberturas de protección y de regulación; si cambiáramos los monocultivos por policultivos; si dejamos de consumir productos de alto consumo energético (alimentarios, de construcción, de transporte, entre otros); si empezamos a cultivar sin afán y sin venenos; si brindamos a cada familia un lugar seguro para vivir, estaríamos devolviéndole a cada habitante del pueblo su espacio merecido. Y que el único riesgo que estemos dispuest@s a correr, sea el de convertirnos en un buen ejemplo de sociedad, donde el respeto y el amor por si misma, sean los colores de nuestra bandera. Colores, que pueden dar “Luces para el Camino”.
Josefa Blanco