10 de diciembre de 2009
Gran noche tanguera en su Café Casablanca
A sus 65 años está lanzando su segundo CD con lo que siempre soñó, cantar las melodías argentinas.
Tango al oído es el nombre del reciente trabajo discográfico de Álvaro Perdomo, un cuyabro tranquilo, con un hogar acogedor y agradecido con Dios por haberle permitido cumplir todos sus sueños.
Siempre ha llevado la música en el corazón y ahora la disfruta en un producto profesional realizado por un equipo de trabajo que se encargó de seleccionar los temas.
Siempre ha llevado la música en el corazón y ahora la disfruta en un producto profesional realizado por un equipo de trabajo que se encargó de seleccionar los temas.
“En la música he estado toda la vida, el gusto elemental ha estado desde muy chico, pero ya entrado en la edad de adulto pensé que algún día podría echar los pasos y atravesar una laguna que se me quedó, haber sido un cantor”.
El disco representa para este hombre cumplir todos sus sueños y disfrutar junto a su esposa, Luz Estella Salazar, que también utiliza la voz como instrumento; juntos viajan de ciudad en ciudad haciendo lo que más les gusta, cantar.
“Un amigo me dio la mano y me vinculé a su conjunto musical hace unos 15 años. He tenido presentaciones en el Quindío, en Medellín, Cali, Bogotá, Manizales, Caracas, Venezuela, y un par de veces en Buenos Aires también”, afirmó.
Este es su segundo CD, el primero lo hizo junto a la agrupación Los Muchachos de Antes con Libaniel Marulanda.
“La búsqueda de las canciones para Tango al oído las hicimos en Buenos aires, llamé un par de amigos que consiguieron unos siete instrumentos e hicimos dos tangos, el resto se hizo con pistas suministradas de las mejores orquestas de la capital gaucha.
De acuerdo con su calidad de vida y espiritualidad don Álvaro prefiere cantar toda la música que vaya de acuerdo con estos principios. “A mi me gusta interpretar todo lo que vaya de acuerdo con el orden emocional, que me llene espiritualmente, la música argentina me llena y los temas que elegimos son íconos de la canción porteña”.
Aprovechamos para preguntarle a este artista, que ha logrado todos sus propósitos en la vida, sobre un mensaje para las nuevas generaciones.
“Cuando uno llega a ciertas etapas de la vida entiende que todo lo que uno hace debe primero meditarlo más de una vez; las palabras que salen de la boca son medidas, y la experiencia, que me ha ayudado a saltar cada peldaño, me enseña a mirar mis errores para entender los ajenos y proyectarme. Me gustaría trasmitirle a las nuevas generaciones el concepto de ser osado siempre, de desatar todo lo que vaya encontrando en el camino, de abrirse puertas, buscar espacios, ampliar el horizonte, que de pronto no es fácil atreverse por miedo a la sociedad, hay que mirar más allá de lo superficial, los que se atreven a mirar ven, pero no hay que quedarse ciego y esperar que el tiempo pase”.
El artista es padre de tres hijos y aunque dice que ninguno sacó su vena de músico o poeta, son profesionales y viven muy bien.
“Dios ha sido enorme y grande conmigo porque yo todos los sueños los he cumplido, lo único que me quedaba era interpretar este tipo de música y ya lo logré, tengo 65 años, pero me siento como si tuviera 20”.
