20 de abril de 2010
Santiago de Cali, febrero 7 2010
Carta a los amigos: Guillermo Arango S (Biólogo), José Sánchez Orozco (Homeópata) y Ede lberto Restrepo (Agricultor y cultor del agua) Efraín Brito, Diego Arias B (Agrónomo) Nelson Osorio O (Abogado- Filósofo), Rafael Duque N (periodista) y Camilo Restrepo O (Abogado), Oscar Humberto Beltrán H (Abogado) y Fabio Trujillo T.
En esta fecha, estaba leyendo el Espectador. En este medio leí esta frase de Christopher Gardner, (norteamericano) y que a la letra dice así: “No dejes nunca que nadie te diga que no puedes hacer algo…Si tienes un sueño ve por el él”.
Yo sé que cada uno de ustedes tiene un sueño, que comulga con la pasión de vivir la vida en sana comunión con los demás y con la naturaleza. Eso les hace caballeros y ciudadanos universales.
En algunas oportunidades también yo y por medio de escritos, he plasmado los míos. Los que en buena parte, tiene que ver con nuestra tierra Sevillana y su maravilloso entorno acuífero. Entre otras inquietudes, lo que me representa, la llamada: Cascada del Popal.
Luego de la lectura de la prensa pasé a ver una postal, en ella mi nieta : Marianita ( de cuatro años), ella, esta parada ,sobre una gran roca, al fondo se observa una caída artificial de agua, detrás de esta un tupido bosque (grandes árboles ,lo que indica son nativos del lugar), encima en la cóncava celestial el cielo azul y una nubecita como copa de algodón fingiendo una figurita como si fuera una garza, debajo de esa nubecita: la roca, la cascada, el cielo, los árboles y el ave, un espejo , la piscina, o, reservorio, y, a sus orillas, dos parejas de flamingos y a su lado patos comunes .
Frase, postal y el recuerdo de añejas notas, me motivaron a escribir esta carta a ustedes, sobre lo que para mí es un no valorado tesoro eco-ambiental, la CASACADA DEL POPAL.
Alguna vez a mi abuela (Margarita, esposa de Antonio María, los papás de Horacio) , me contó que a ese lugar solían llegar para calmar la sed, miles de aves las que entonaban sus poli sonoros sonidos, también se arrimaban , pequeños tigrecitos, guaguas y uno que otro primo nuestro, los miquitos, y, de cuando en cuando, en noches de plateada luna, una diosa indígena, que bajaba desde el páramo de Las Hermosas, para que sus ninfas le peinaran su larga y fina cabellera. Era así que la abuela me contaba la leyenda de ese eco-sistema pleno en esa época de selva, animales y de la diosa del Popal. En las mañanas, me decía también ella , que, desde su ventana miraba como abrevaba también un príncipe vestido de elegante manto , tejido con siete hermosos colores, el Señor Arcoíris, el que, luego salía presuroso con su Majestad el Viento, a recorrer el universo- terrenal. De ese tamaño eran los cuentos de mi abuela y la Cascada del Popal.
Aprendí entonces a amar el Popal .Y, un día me escape de la escuela, me fui solo a soñar en la piscina que formaba la caída. Refresque mis carnes, di al corazón mas latidos y a mi imaginación mas cosmovisiones. ..
Mas todavía, el agua que caía, entonó esa tarde que” cape” escuela, un hermosa canción, era su letra así: a, e, i, o, u.
Hoy recuerdo la Abuela y comienzo a soñar.
Ahora estoy escribiendo a ustedes. Les estoy invitando a que soliciten como parte de lo que es la llamada Participación Ciudadana, el que se convoque al Concejo Municipal, para que se presente un Proyecto de Acuerdo que permita no solo conservar ese patrimonio natural, sino que se lo convierta en sitio recreacional , bajo claro, está, el cuidado que imponen las normas sobre el medio ambiente, creando si fuere posible la Fundación Ecológica que se encargara del cuidado de ese patrimonio natural, al igual del acuífero del barrio Siracusa, y el de incentivar la cátedra del Agua. Lo que desde luego requerirá de presupuesto para su funcionamiento como lo deberán entender los Ediles. Por ahí comienza pienso la cultura del medio ambiente e incluso el turismo local.
No creen ustedes que alguna vez los niños y jóvenes y aun los mayores irán a esos lugares también a soñar?
Debo dejar claro testimonio de que no soy escritor, ni ambientalista, como tampoco ecologista, solo sí un inoportuno utopista. Mi alucinada carta queda al criterio de ustedes.
Atte.
Aldemar Gómez Ocampo.