14 de junio de 2013
Lo que pasa ya no vuelve más
“Quien volviendo a hacer el camino viejo
aprende uno nuevo, puede considerarse un maestro” Confucio.
Sí 20
años no son nada, que representarán 40 años entonces. Un doble suspiro y algo
más. Esta semana el Colegio Liceo Mixto se queda sin parte de su historia, el
profesor Jorge Eliécer Castaño López culmina su etapa en la institución, 40
años…, 4 décadas, toda una vida dedicada a ese difícil pero apasionante arte de
la enseñanza. Un trabajo que sin duda alguna dejó frutos y huellas en la
comunidad sevillana por el aporte indudable en la formación y el proyecto de
vida de tantos y tantos jóvenes que por nuestras aulas y espacios pedagógicos
han pasado. Ha sido desde luego una labor intensa, de vocación irrefutable y
con un aire de profesionalismo destacable, especialmente si tenemos en cuenta
que su área de desempeño corresponde a lo que algunos denominan como “costura”,
la Educación Física, la recreación y el deporte, casi nada pues. Ese largo
peregrinar de Jorge Eliécer lo llevó junto a sus estudiantes a conquistar
importantes logros en el ámbito deportivo; las medallas y los trofeos son una
muestra fehaciente de que lo suyo rebasó el ámbito del discurso, la tiza y el
tablero. Esas victorias enaltecieron y dieron brillo no sólo al colegio sino
también a la comarca sevillana.
¿Cuál
podría ser el colofón de esta historia?
Podría
decirse sin temor a equivocarse que el profe Jorge Eliécer cumplió la misión
que la vida le encomendó, pienso que lo hizo con la convicción plena y absoluta
de que su contribución era necesaria en la cimentación de una mejor sociedad, a
fe mía que la tarea fue concluida de buena manera. Se nos va el profe Jorge
Eliécer, se marcha de las aulas físicamente pero ha dejado una semilla que no
dejará de crecer nunca, se marcha de las clases pero seguirá enseñando.
Expresa
la canción que “caminante no hay camino, se hace camino al andar” usted
profesor delineó y construyó un camino, siéntase orgulloso de ello, frente a
esto sólo puedo decirle Gracias. Que este sea un humilde homenaje, un mínimo
reconocimiento y retribución a lo que usted ha hecho y no olvide, aunque un
ciclo terminé o una página llegue a su fin aún existen alturas por superar, la
oportunidad comienza otra vez, no es el final es el inicio de un nuevo
porvenir, ojalá le depare mayores satisfacciones y alegrías, se lo
merece.
Por. Noremberg
calderón